lunes, 23 de abril de 2012

Villalar de los Comuneros

Durante la repoblación árabe se la conoció por Villalakt y en la Edad Media por Villa Lalle. Durante este tiempo tuvo cierta relevancia. Hay referencias documentales que en 1230 fue visitada por Fernando III el Santo y su madre Berenguela. También se sabe que perteneció a la Orden de Santiago y al Infantazgo de Valladolid. Eclesiásticamente perteneció a la diócesis de Zamora.
El hecho más relevante y al que debe parte de su nombre, fue la batalla de Villalar, que se libró en el paraje conocido como Puente de Fierros, a las afueras de la localidad, el 23 de abril de 1521 y que puso fin a la Guerra de las Comunidades de Castilla que enfrentaba al rey Carlos V con los Comuneros, campesinos sublevados por la excesiva presión fiscal impuesta por el monarca y la pobre participación de Castilla en la política imperial.
Los sublevados constituyeron una "Junta Comunera" en Ávila que poco después se instauró en Tordesillas, donde estaba encerrada la madre de Carlos V, Juana I de Castilla, llamada La Loca quien había sido inhabilitada para el trono por su supuesta locura. Los Comuneros decían tener la aprobación de Juana para la constitución de Cortes.

LA BATALLA

El ejército comunero se encontraba acuartelado en la localidad vallisoletana de Torrelobatón, tras haberla tomado en el mes de febrero de 1521. Juan de Padilla mantenía a sus hombres dentro del castillo a la espera de poder partir hacia Valladolid o Toro. Mientras tanto, el ejército de Carlos V se instalaba en Peñaflor de Hornija, esperando movimientos del ejército comunero.


A la batalla acudieron tropas mandadas por el Condestable de Castilla, entre las cuales figuraban las alistadas en el repartimiento efectuado por el Ayuntamiento de Burgos.
El ejército comunero salió el 23 de abril de 1521 de madrugada hacia Toro, ciudad levantada en comunidad. Era un día de lluvia, el menos propicio para hacer un desplazamiento militar. Los soldados del ejército comunero habían presionado horas antes a Padilla para que realizara algún movimiento en la zona. Éste decidió partir hacia Toro en busca de refuerzos y aprovisionamiento. El ejército fue recorriendo el camino hacia Toro, cuando, a la altura de Vega de Valdetronco, la batalla ya era inevitable. La lluvia seguía cayendo con fuerza, y Padilla se vio obligado a buscar un lugar propicio donde presentar la batalla.
La primera localidad elegida fue Vega de Valdetronco, pero el ejército no atendía a las órdenes que él daba. La siguiente localidad en el camino hacia Toro, pasada Vega de Valdetronco, era Villalar y aquel fue el lugar donde se desarrollaría la batalla.
El ejército comunero, en clara inferioridad respecto a las tropas de Carlos V, intentó que la batalla se produjera dentro del pueblo. Para ello, instalaron los cañones y demás piezas de artillería en las calles del mismo.
Muchos de los combatientes aprovecharon la incertidumbre inicial para huir a sus localidades de origen u otras cercanas a Villalar.
La contienda fue toda una masacre, y al anochecer en el pueblo tan sólo se oía el gritar de los comuneros heridos que yacían en los campos mientras eran rematados. Los principales capitanes comuneros, Padilla, Bravo y Maldonado, fueron apresados con vida, recluidos y puestos en espera de ser juzgados.Estos son ajusticiados el día siguiente en la plaza del pueblo y sus cabezas expuesta en el rollo o picota del mismo.
Los soldados del ejército comunero que lograron huir, lo hicieron en su mayoría a Toro y una parte del maltrecho ejército pasó a Portugal por la frontera de Fermoselle. El resto se reunió con Acuña en Toledo, reforzando la resistencia de la ciudad del Tajo varios meses más. La batalla se saldó finalmente con la muerte de 500 a 1.000 soldados comuneros y la captura de otros 6.000 prisioneros.


 
Los hechos fueron recordados por dos monolitos, en mitad de la plaza del pueblo se levanta el monolito en honor y recuerdo de los jefes comuneros. Hecho en piedra, fue construido en 1889 y restaurado en 1992. Tiene una inscripción, la cual reza:
A la memoria de doña María Pacheco, Padilla, Bravo y Maldonado. L. P. F. Este obelisco se hizo por cuenta del ayuntamiento siendo alcalde don Fermín Vidal. Año de 1889.
y en el lugar histórico donde aconteció la batalla, se levanta otro monumento en recuerdo de los hechos históricos ocurridos allí. Este monumento fue construido en el año 2004, una placa con una frase extraída del poema de los Comuneros escrito por Luis López Álvarez en los años 70 dice:
"Desde entonces Castilla no se ha vuelto a levantar"





Villalar comenzó a denominarse "de los comuneros" y a considerarse como cuna del nacionalismo castellano y símbolo de la lucha de los pueblos por la libertad. A finales del siglo XIX se comienza a desarrollar un sentimiento nacionalista que culmina con la primera Fiesta de los Comuneros celebrada el 23 de abril de 1889.

En 1920, el ayuntamiento de Santander propuso que las corporaciones castellanas celebrasen el IV Centenario de los Comuneros de Castilla. Asimismo, la Casa de Palencia acordó en 1923 «que el 23 de abril próximo vayan todas las representaciones de Castilla a los campos de Villalar, a jurar el Santo Grial castellano, ante el escenario de la rota Villalar (…)».
En el año 1932 adopta oficialmente el "de los Comuneros".
En 1976 se recupera la misma (aunque en aquella ocasión fue un 25 de abril) que se convierte en el "Día de la Comunidad" tornándose en carácter oficial. Cuando se decide que la celebración del "Día de la Comunidad" pasa a celebrarse, con carácter rotatorio, en las diversas capitales provinciales, la "Fiesta de los Comuneros" vuelve a tomar carácter reivindicativo. Esta fiesta reúne a varios miles (en torno a 30.000) de personas de todo Castilla y León así como de otras comunidades y regiones españolas y extranjeras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario